miércoles, 3 de octubre de 2007

TURISMO SLOW






VACACIONES

¿CON “V” DE VELOZ O CON “V” DE VIDA?


La carrera comienza desde la salida del propio hogar hasta el aeropuerto o terminal de ómnibus. Seleccionar el transporte que menos tarde y nos deposite lo más rápido posible en el 1º destino.
Llegar a tiempo para hacer un check-in o abordar un ómnibus y continuar con el resto del programa: visitar 7 ciudades en 5 días, recorrer una lista de “puntos obligados” para completar el álbum de fotografías como si se tratara de un álbum de figuritas.
Dormimos en hoteles que se parecen mucho a los hoteles de nuestra ciudad: las mismas habitaciones, el mismo servicio, perfectamente estandarizado.
La comida puede variar, pero nunca debe llevarnos demasiado tiempo como para perdernos una excursión que hayamos agregado al apretado itinerario.
Una carrera de compras por las ferias “tradicionales” -armadas para el turista- nos deja como resultado la colección perfecta de souvenirs del lugar. Llegamos exhaustos al hotel, nos bañamos, descansamos un poco y partimos al vértigo de los paseos nocturnos.
Al cabo de una semana, el tour llega a su fin y emprendemos la vuelta, deseando que el viaje sea corto para llegar rápido a casa…y descansar.
Por suerte, las opciones a este tipo de turismo existen.

¿Qué es el turismo “Slow”?

“Slow” –lento, en inglés – es el término que identifica esta tendencia que crece día a día en todo el mundo.
Se trata de una nueva forma de hacer turismo. A finales del siglo XX comenzó a conocerse el “viaje lento”, una forma de pensar el turismo para la cual, el viaje no es tomado como la “molestia inevitable” para llegar a destino, sino como parte del relax y del disfrute. Así nació su predecesor, El “slow travel” –viaje lento-.
Con el turismo lento, el visitante no solamente se hospeda en un lugar, sino que además, disfruta del traslado, se funde con el paisaje, se mimetiza con su sociedad, sus costumbres, su historia y su cultura.
Sin programa alguno, romper con la rutina y disfrutar del placer de viajar se transforman en premisas de un “viajante Slow”.

El “slow travel” surgió en los Estados Unidos. Si bien este estilo de viaje puede encontrar similitudes con muchos otros -por ejemplo, el de los mochileros- su concepción vino de Europa.
Los precursores del viaje lento fueron Pauline Kenny y Steve Cohen, un matrimonio canadiense que, luego de un largo viaje de tres años por Europa y los Estados Unidos, crearon www.slowtrav.com, un sitio que integra a viajeros de todo el mundo, donde se comparten y difunden experiencias “slow”.
Dice Pauline Kenny acerca de su propio sitio: “no somos una agencia de viajes sino una comunidad de viajeros online que se intercambia información sobre destinos, experiencias y direcciones”.
Los practicantes del “slow travel” suelen ser personas de entre 40 y 65 años, de clase alta y media, aunque el espectro ha comenzado a abrirse a otros grupos y sectores sociales.

-Turismo Lento

El Turismo Slow es uno de los haces en los que se refracta las idea central del Movimiento Slow en general. Y tuvo mucha importancia en la cristalización de la corriente turística la creación del proyecto Ciudades Lentas –cittaslow- en 1999, junto a las actividades de la red Slow Food –asociadas fuertemente a la gastronomía, la ecología y la preservación de la cultura de los pueblos.

Así como el Slow Food plantó su bandera contra el modelo de vida veloz y superficial en la gastronomía, el Turismo Lento invita a romper con los “combos de viajes ofrecidos tradicionalmente por las agencias de turismo, la repetición infinita de destinos conocidos y la sujeción a una hoja de ruta estricta para el placer de viajar.

El Turismo Lento desafía al turista a ser él mismo quien decida dónde, cuándo, cómo y de qué manera visitar un lugar. Además, lo invita a disfrutar relajadamente la experiencia de explorar, convivir y mimetizarse con el destino elegido.

Decálogo del turista Slow

1) En vez de recorrer 10 ciudades, elegir un área no muy extensa de una región en particular y permanecer en el lugar como mínimo una semana.

2) Preferentemente hospedarse en alojamientos pequeños, casas particulares y/o rurales, posadas, refugios, hostales, cabañas u hospedajes de pocas habitaciones; lo que además reduce el costo de la estadía y ayuda a la economía doméstica y local.


3) Frecuentar los mismos lugares que los lugareños: restaurantes, tiendas, bares, plazas, parques, etc. para entrar en contacto con ellos y de esa manera socializarse con el entorno.

4) Evitar utilizar automóviles u otro tipo de automotores si el traslado puede hacerse a pie o en bicicleta. De esa forma se aprecia más el recorrido y posibilita entrar en contacto con la gente.

5) No estar tan pendiente de los registros fotográficos y fílmicos. Dar más espacio a la simple contemplación.

6) Llevar una bitácora personal donde al finalizar la jornada se vuelquen los acontecimientos o lo que quiera plasmarse en palabras sobre la experiencia.

7) Cada tanto, improvisar o darse permiso para cambiar de itinerario, siempre tomando las precauciones del caso. Dialogar con los lugareños a fin de conocer estaciones que no figuran ni en los mapas, ni en las cartas turísticas.

8) Adentrarse en la cultura del sitio: explorar y conocer sus costumbres, su cultura, su sociedad, tratar de aprender su idioma –lo cuál es bienvenido en todas partes- y su gastronomía, la danza y el canto.

9)Respetar y conservar la naturaleza de donde quiera que se visite.

10) Dar prioridad al mero descanso.


Sitios de interés

http://www.cabanyasnahuel.nireblog.com/

http://www.slowtrav.com/